Cuando nos sentimos inquietos sin saber por qué.

Cuando nos enfrentamos a toma de decisiones difíciles.

Cuando nos sentimos solos sin suficiente apoyo familiar o social.

Cuando estamos disconformes y no sabemos qué o cómo cambiar.

Cuando necesitamos afrontar cambios y no confiamos en nuestra fuerza.

Cuando nos sentimos bloqueados ante situaciones específicas o en nuestro desarrollo personal.

Cuando sentimos miedos, fobias, ansiedad, angustia, pánico, depresión, baja autoestima o falta de seguridad que nos causan malestar constante.

Cuando nos damos cuenta que ya no podemos disfrutar de las cosas simples de la vida, como antes lo hacíamos y otros lo hacen.